Ilustración por Alejandra Aranda.
Si alguien me hubiese preguntado hace 10 años si me imaginaba siendo madre al otro lado del charco, seguramente habría contestado, ¡no, imposible! Es que siendo sincera, creo que nunca le había tomado el peso o la importancia que tiene al hecho de ser mamá. Para mí antes, no era tema, nunca fue mi objetivo final de vida.
Lo lindo de esta historia es que hoy, hace 18 meses que me convertí en mamá y no sé cómo explicarles el cambio que se produjo en mí, en mi esencia, en mis prioridades, en mi forma de ver el mundo. Fue una revolución completa, nunca imaginé llegar a sentir lo que siento hoy en mi interior, es un sentimiento de amor inconmensurable, un amor que nunca acaba y que jamás había sentido y que de forma milagrosa te recarga de energía cuando a veces crees desfallecer.
Muchas veces escuché la famosa frase «ser mamá es mágico» y aunque suene un poco cliché, para mí sí lo ha sido. Sólo que el parto y luego la crianza siempre generan en uno una mezcla de emociones raras, sobre todo en nuestro caso al ser mujeres expatriadas, por lo que creo que de alguna forma te sentirás identificada con lo que te cuento a continuación. Todo parte con el notición y la confirmación de que estás embarazada. Fiesta, abrazos, risas, amor con tu pareja, emoción al máximo, pero después viene el inevitable cuestionamiento, ¿y cómo lo voy a hacer?, ¿iré a necesitar a mi mamá o familia?, ¿cómo será el parto?, ¿y si no estoy preparada? ¿y si en el parto no entiendo algo por el idioma? Y así muchas otras más.
Pero tranquila, yo creo que todas hemos pasado por esa etapa de caos mental, pero mi consejo es ir viviendo los procesos a su ritmo, abrazar todas esas dudas y tratar de responderlas calmadamente en conjunto con tu pareja o la persona que te apoye en ese momento. También siempre es bueno aprovechar de conversar con amigas que ya fueron mamás y preguntarles todo, sin tapujos. Para mí, a pesar de la distancia física, mis amigas de la época del colegio han sido un gran apoyo moral y son una fuente inagotable de consejos.
Considero que una de las etapas más importantes del proceso de convertirse en madre en el extranjero es averiguar sobre la cultura de parto del país en el que estás viviendo. Por ejemplo, en mi caso que vivo en Francia, la tasa de cesáreas es de un 20% aproximadamente, lo que es bajo por ejemplo si comparamos con América Latina, por lo que priorizan por sobre todas las cosas tratar de tener un parto vaginal.
“Si algo podría aconsejarte, es que realmente comiences a escucharte, y hagas lo que a ti te haga sentido, y por qué no, aprovechar que estás en el extranjero para hacer las cosas a tu manera. ¿A qué me refiero con esto? A que al estar fuera, puedes tomar lo mejor de tu cultura y lo mejor de la cultura de donde vives y crear un nuevo tipo de maternidad, la maternidad de la mujer expatriada”.
Por esto es que me mentalicé para tener un parto vaginal, hice sesiones de meditación guiada, fui muy estudiosa en los cursos de preparación al parto, que aquí en Francia son gratuitos para todas las futuras madres. Pero como uno nunca puede manejar todas las variables, aunque nos mentalicemos, la vida siempre nos sorprenderá con algo. Y eso fue lo que pasó.
Finalmente tuve una cesárea de emergencia horrible, con anestesia general, no me enteré de nada en el parto, pude conocer a mi hija al otro día de haberla parido y cuando la pude ver por primera vez, ya estaba completamente anestesiada, entubada y llena de cables por todas partes, porque mientras estaba en mi vientre se estaba ahogando con el meconio, que es el líquido amniótico, pero ya contaminado por la primera feca del bebé.
Se podrán imaginar cómo me sentí al comenzar mi maternidad, no sé si lo podría describir con palabras porque lo más adecuado sería con lágrimas. Fue como una explosión en la cara totalmente inesperada, recuerdo que sentía mucho miedo, porque no nos aseguraban que todo saldría bien, dudaba de todo, pero en mi corazón siempre guardaba la esperanza de que todo saldría bien.
Recuerdo que los primeros días le cantaba, conversaba con ella, le contaba todo lo que quería mostrarle cuando saliéramos del hospital y me aferré tanto a eso, que a los 4 días ya estaba desconectada, abriendo los ojos, pero igual mi hija siguió internada en el hospital por dos semanas.
Ya luego todo resultó bien y al salir del hospital, me empecé a sentir mamá de verdad, y comenzaron a surgir los mismos miedos que todas las madres primerizas sentimos. No sé cómo estás viviendo tu crianza, pero me imagino que al vivir en el extranjero lo más probable es que no tengas la misma red de apoyo que tendrías en tu país de origen; por eso es súper importante comenzar a crearlas, no encerrarse e incluso en época de pandemia puedes tenerlas de manera virtual.
Si algo podría aconsejarte, es que realmente comiences a escucharte, y hagas lo que a ti te haga sentido, y por qué no, aprovechar que estás en el extranjero para hacer las cosas a tu manera. ¿A qué me refiero con esto? A que al estar fuera, puedes tomar lo mejor de tu cultura y lo mejor de la cultura de donde vives y crear un nuevo tipo de maternidad, la maternidad de la mujer expatriada.
¡Y eso es lo mejor! porque te sientes más libre, lo vives como tú y tu pareja lo quieran, sin tantos comentarios, ni consejos no pedidos y es hermoso, porque es algo único. Así que no temas querida mujer expatriada a parir y maternar en el extranjero porque ¡sí, se puede! Y seguramente habrán muchos días negros, malos, agotadores, pero créeme que después al mirar hacia atrás, todo siempre habrá valido la pena.
6 comentarios. Dejar nuevo
Que hermoso texto!!! Realmente lo ame, transmite muchísimo… y sin lugar a dudas las amigas son lo mejor independiente de la distancia.
Hola Natalia, mencionas un punto muy importante la amistad, ya que las amigas son esa familia que uno elige, entonces en momentos como estos de crianza el sentir el apoyo de esas personas que has ido conociendo durante tu historia de vida, pues significa mucho.
Te dejamos un abrazo muy grande
Maravillosas palabras, son de gran contención y ayuda para otras mujeres que pueden estar pasando situaciones similares, si ya la maternidad es difícil viviendola en tu lugar de origen, me imagino en otro país, pero tu demuestras que sí se puede!! y todas podemos!! mientras exista el amor y la disposición de querer dar lo mejor de nosotros por nuestros hijos y obviamente sin despreocuparnos de cuidarnos como mujeres, de saber que no estamos solas y hay redes de apoyo a quienes podemos acudir como la familia, amigos y la pareja. Me imagino la gran labor que has hecho como mamá y te felicito eres una mujer valiente, un abrazo a la distancia. Saludos Karen
Hola Karen, que lindo mensaje muchísimas gracias por brindar ese apoyo a otras mujeres y reforzar la idea de que sí es posible criar en cualquier parte del mundo a pesar de las dificultades que se puedan presentar.
Te dejamos un gran abrazo
Hola Katy, gracias por tu comentario. Pues sacamos fuerzas sorprendentes para avanzar, a veces nos encontramos haciendo cosas que jamás imaginamos que haríamos, pero ahí estamos, avanzando con las herramientas que tenemos y vamos construyendo. Te felicitamos por esa fuerza, y ya sabes que aquí está la tribu para contenernos y apoyarnos en todo momento.
Hola Luisa, nos encanta saber que nuestro texto te ha servido y con el te has sentido identificada. Esa la idea de Mujeres Expatriadas, llegar a todas nuestras lectoras con un relato, y en él mostrar que es posible hacer una vida positiva en el extranjero.