Nuestras seguidoras nos comparten: ¿Qué significa emigrar para mí?

Llevo dos años viviendo en Estados Unidos, me vine porque mi marido es estadounidense y aunque en Chile vivimos de lo más bien, quisimos probar suerte acá, vivo en una ciudad que se llama Ann Arbor.

A pesar de que este nuevo país ha sido amable conmigo, ya que me ha brindado las oportunidades para integrarme en la sociedad, sin embargo existe algo, que no logro describir bien, que ha influido en que esta emigración me tenga mucho más conectada con mis raíces que con la realidad que aquí estoy viviendo.

Porque para mí emigrar ha significado tener constantes sueños con mi ex casa, con mis familiares que ya han muerto, con recuerdos de mi infancia, con sonidos y hasta con aromas. Es una nostalgia constante. 

Cuando aquí llega el verano y paso por fuera del mercado y huelo la albahaca, inmediatamente me transporta a mis raíces en Chile. En donde mis tías y abuelas se juntaban a desgranar choclo y porotos para preparar algunos platos de la comida típica de mi país, esas instancias significaban un acto de amor y de querer estar con la familia.

Emigrar es eso también, no es sólo llegar a un nuevo país con nuevos desafíos, también es reencontrarse y aprender a valorar lo que había en tu vida antes de tomar el avión. Desde mi experiencia podría decir que hay que aprender a vivir con eso, tal como un duelo, del cual no te olvidas pero finalmente te acostumbras. 

La nostalgia es vivir queriendo estar en otra parte, incluso te lleva a otra dimensión paralela en donde coexisten dos mundos, ese que dejaste y ese en el que estás presente. Hace un par de días escuché cantar un pájaro, fue increíble como ese sonido me conectó con la casa de mis abuelos. Cerré mis ojos y sentí que estaba en aquel jardín en donde pasé varios momentos de mi infancia oliendo los cardenales y otras flores.