Criando en el extranjero: Deconstruí la maternidad y acepté un enorme abanico de posibilidades de crianza.

Criando en el extranjero: Deconstruí la maternidad y acepté un enorme abanico de posibilidades de crianza.

Ilustración por Alejandra Aranda Castro.

Si hiciera un flash-back de mi reciente rol de mamá, 22 meses para ser exactos, podría ver el tráiler de una película muy especial y particular. Esta película tendría toques de “Terror” y del estilo “Gore” los primeros 3 meses diría yo. Luego vendría el “Romance”, porque es lejos el amor más puro, inocente e inspirador que he conocido en mi vida; y ya luego de los 10 meses, comenzaría la “Acción”, esa que está llena de caídas, llantos, ropa sucia y comida voladora. Ya entrando a los 16 meses se agregaría el “Drama”. A los 20 meses sería la parte de “Comedia adolescente”, porque comienza la etapa del “No” y la del “Yo solo”. Bueno, ese sería un mini resumen de lo que significa ser madre los primeros dos años, pero a mí tráiler habría que agregarle subtítulos en francés y muchas videollamadas a Chile, porque soy una mamá primeriza chilena criando en Francia.

Díganme si no se sintieron un poco identificadas con mi tráiler, ah que sí, ¿no? Bueno y al ser mamá en el extranjero es innegable que soy una mamá chilena atípica y a la vez una mamá francesa atípica. Porque criando en este lado del mundo comencé a reflexionar en cosas que antes para mí eran naturales cuando pensaba en la maternidad. Siempre lo había visto así en mi entorno en Chile, pero aquí no lo eran. Y así comencé mi propio proceso de deconstrucción de la maternidad, porque empecé a seleccionar lo que más se adecuaba a mí y a nuestra situación, y comprendí que existen miles de formas de criar y educar a nuestros hijos y que realmente todas están bien

Aquí les comparto la lista de las principales situaciones en las que me sentía un poco distinta aquí en Francia y al mismo tiempo a mi entorno en Chile.

1.- Mi hija desde el día 1 siempre durmió en su cunita colecho, al lado de nosotros en nuestra misma habitación, nunca durmió con nosotros en la cama, porque simplemente no le gustaba cuando era bebé. Aquí en Francia, muchos papás acostumbran a los bebés desde el primer día a dormir solos en su habitación. Para mí fue imposible, no me sentía cómoda estando lejos de ella, por lo que para muchos aquí en Francia, nosotros estábamos mal criando a nuestra hija. Por el contrario, muchas amigas en Chile me decían que ellas siempre durmieron con sus hijos en la cama y que la cuna nunca la utilizaron.

2.- Yo no amamanté, le di biberón a mi hija desde las dos semanas de vida. Si bien en un principio, antes de que naciera Estelle, quería amamantar, tras el parto y por las complicaciones que tuvo mi hija, decidí darle biberón desde su segunda semana de vida, y eso nos cambió la vida. Para nosotros fue ideal, primero porque pudimos llevárnosla a casa del hospital y segundo, porque pudimos compartir un poco la carga con mi marido, el vínculo que existe entre ellos dos es innegable, bueno el que tiene conmigo también, pero siento que eso nos ayudó mucho a llevar de mejor forma los primeros meses. Además, si les soy sincera, no me gustó mucho amamantar, fue demasiado estresante para mí, y si pienso en la posibilidad de un segundo hijo, seguramente lo haré de la misma forma.

 En ese sentido en Francia me sentí muy cómoda y segura, porque no existe esa cultura de idealización del amamantamiento como en Latinoamérica. Aquí cuando das a luz te preguntan en el hospital si vas a amamantar o dar el biberón, porque consideran que es una decisión personal de la madre y nadie te juzga o presiona. Y con eso, no puedo estar más de acuerdo. Pero debo admitir que me costó despojarme de esa “idealización de la teta”, una carga cultural muy potente que tenemos las latinas. Ojo que con esto sólo estoy compartiendo mi opinión y mi experiencia personal, si a ti te resultó amamantar y te sentiste plena, me alegro, pero sólo quería plasmar el hecho de que en Francia el amamantar o no, es muy respetado y no es tema, sólo depende de ti.

«Sin importar dónde estés viviendo tu maternidad, te invito a que abraces fuerte tu esencia y al mismo tiempo te abras a las nuevas costumbres de crianza de la cultura en la que vives. Siempre es positivo y engrandecedor mirar la vida desde otras perspectivas, ya que te puedes sorprender».

3.- En Francia aprendí a explicarle todo a los niños, a respetarlos como una persona más desde el día que nacen y es increíble cómo comprenden todo. Las que han seguido mis textos, sabrán que yo tuve una experiencia de parto muy traumática. Mi hija debió ser hospitalizada al nacer y recién a la segunda semana pudimos llevarla a casa. Sin duda que esto me marcó, pero aquí y gracias a mi osteópata, aprendí que podía explicarle a Estelle cómo había sido su parto, mis emociones en ese momento, por qué tuvimos pena con papá, por qué a veces llorábamos, etc. Al hacerlo así pude incluirla en mi proceso de sanación y pude expresarle que todo eso, eran “nuestros” sentimientos personales con la situación y que nada tenían que ver con la inmensa felicidad de tenerla aquí con nosotros. De esta forma pude transmitirle mucha tranquilidad, siento que pude hablarle que su forma de llegar al mundo fue sólo eso, una forma y que eso no debía influir o moldear su vida. Cuando fui capaz de conectarme con ella y explicarle todo, su temperamento, su llanto incontrolable y sus cólicos nocturnos comenzaron a disminuir y comenzó una etapa muy linda para nosotras.

4.- Los horarios de comida y reposo son sagrados para mí. Yo soy de esas mamás que se estresa si su hija no ha almorzado y ya son las 12h 30. Esto quizás es más francés que todo, porque aquí se almuerza al medio día y si llegas a un restaurante a las 14h simplemente va a estar cerrado o no te van a atender porque estarán cerrando la cocina. Pero aquí aprendí a criar con horarios, con tiempos de siesta, con reglas y me ha funcionado muy bien. Evidentemente si salimos de viaje o vacaciones, es más difícil llevar el ritmo, pero uno se va adaptando y eso los niños también lo entienden.

5.- Mi hija es bulliciosa, revoltosa, juguetona y actúa como lo que es, una bebé o niña. Siento que en Francia, la mayoría acostumbra a los niños desde muy pequeños a comportarse como adultos, al silencio, a estar tranquilos, a la calma. ¡Nosotros por más que lo hayamos intentado, no nos ha resultado! Es que en este tema yo creo que hay algo en la esencia de uno que le transmite a los niños. Por ejemplo, Estelle siempre hace saber cuando no está de acuerdo con algo, o ríe o llora muy fuerte, baila, canta, corre, nos da besos y cuando la veo con otros niños de su edad, no sé cómo explicarlo, pero se nota que es más libre y eso me encanta.   

6.- Algo que amo de Francia es el empoderamiento femenino en cuanto a la maternidad y los roles de participación en casa de ambos padres. Si bien no está bien generalizar, porque siempre existen excepciones, es mucho más común ver aquí una repartición equitativa en las labores del hogar. En Chile actualmente también, pero igual siento que es un poco distinto, porque al mismo tiempo en Francia nadie te juzga si te quieres ir un fin de semana con tus amigas, y lo más importante es que tampoco te juzgas tú misma, porque esa sensación de maternidad culposa siento que es mucho menor aquí que en Latinoamérica. Pero me alegro mucho que esto también esté cambiando por allá, porque veo a las mamás más libres y empoderadas. 

Ésta es sólo una breve panorámica con algunas diferencias en la forma de crianza al ser mamás de niños y niñas multiculturales. Por supuesto que más adelante podría seguir describiendo otras, sobre todo en términos de alimentación, lazos familiares, límites, entre otros, pero en esta ocasión me gustaría dejarlo hasta aquí y decirte: querida Mujer Expatriada, sin importar dónde estés viviendo tu maternidad, te invito a que abraces fuerte tu esencia y al mismo tiempo te abras a las nuevas costumbres de crianza de la cultura en la que vives. Siempre es positivo y engrandecedor mirar la vida desde otras perspectivas, ya que te puedes sorprender. Ánimo en todo, porque de seguro, lo estás haciendo muy bien.

fernanda chávez welsh

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