Ilustración por Alejandra Aranda Castro.
Cuando yo era pequeña, en mi casa existía una cocina amplia y muy completa en cuanto a electrodomésticos se refiere. Algo que recuerdo muy bien, con un poco de nostalgia y emoción de niña, es que había un horno microondas, era un poco grande y aparatoso, pero una completa novedad en esos tiempos ochenteros en México.
Pero lo que realmente llamaba mi atención era el “Lavavajillas”, su tamaño y forma no eran muy diferentes de como lo son ahora, pero en este caso tenía más bien la función de almacenar en su interior moldes, vajillas que no estaban en uso constante, bolsas de plástico, manteles, es decir, era un gabinete más, ya que mi mamá no estaba acostumbrada a utilizarlo porque tenía la impresión de que gastaría mucha más agua y energía eléctrica con su uso.
En Canadá es de lo más normal el uso del lavavajillas y existe uno en la gran mayoría de las cocinas de cada casa y departamento. Cuando me mudé a este país debo confesar que tampoco lo utilizaba, es más, yo tenía las creencias que mi mamá me heredó en cuanto al consumo de energías, hasta que abrí mi mente, investigué si esto era cierto y ahora el lavavajillas y yo ¡somos las mejores amigas!. Lo cierto es que es más higiénico, si se usa correctamente y en modo “ahorro”, se evita el alto consumo energético al igual que el bajo consumo de agua y ni hablar del tiempo que puedo emplear en hacer algo más jejeje.
Me sorprende cómo estas pequeñas cosas ponen en evidencia que somos el producto de nuestras creencias y costumbres, lo que nos han inculcado y enseñado desde pequeños, y que siempre que haya valor y voluntad tenemos la posibilidad de abrir nuestra mente, aprender cosas nuevas y crecer; esto es algo que de alguna u otra manera vivimos y experimentamos al emigrar e insertarnos en otra cultura.
Otra costumbre que he adoptado con mucho agrado es dejar el calzado con el que sales a la calle en la entrada de la casa, existen tapetes, charolas o muebles especialmente diseñados para colocar el calzado en el recibidor justo antes de la puerta principal, incluso es muy común encontrar un pequeño armario para los abrigos, zapatos y botas. Esto porque durante el invierno y gran parte de la primavera (en total de 7 a 8 meses), el calzado está mojado y sucio con la nieve, pero la costumbre de quitarse el calzado se mantiene durante el resto del año, en verdad es muy cómodo y también higiénico, especialmente si tienes niños pequeños en casa.
Anécdota graciosa: la primer navidad que mi esposo y yo pasamos acá tuvimos la fortuna de ser invitados con un grupo de familias locales, fue una experiencia diferente estar muy bien vestidos para la ocasión pero todos en calcetines, un buen tip de etiqueta que les puedo dar es que revisen siempre sus calcetines o calcetas.
“Me sorprende cómo estas pequeñas cosas ponen en evidencia que somos el producto de nuestras creencias y costumbres, lo que nos han inculcado y enseñado desde pequeños, y que siempre que haya valor y voluntad tenemos la posibilidad de abrir nuestra mente, aprender cosas nuevas y crecer; esto es algo que de alguna u otra manera vivimos y experimentamos al emigrar e insertarnos en otra cultura”.
¿Comer helado en Invierno? ¿A -10 grados centígrados? ¡NI PENSARLO! Si alguien le hubiera planteado esto a mi yo de antes de emigrar, por supuesto que habría pensado que era una broma o algún reto de esos virales pero sí, en Canadá es común ir por un helado incluso también en invierno y he descubierto que se disfruta igual, helado es helado y me hace muy feliz. De hecho hay quienes hacen sus propios helados con la nieve fresca recién caída, siendo ésta una actividad divertidísima para los niños.
También tuve que acostumbrarme a cocinar en una estufa eléctrica, que es lo que comúnmente se utiliza en los hogares por temas de seguridad. A diferencia de México que las estufas son de gas y tenemos “tanteada la flama” y el calor que produce para cocinar y no quemar los alimentos, acá al principio es un poco diferente pero no tardas en acostumbrarte poniendo más atención en la perilla al seleccionar el nivel de calor a utilizar.
Y bueno, lo más importante y difícil para mí ha sido acostumbrarme a las bajas temperaturas que se experimentan en esta parte del mundo durante invierno, yo provengo de un país cálido y el frío acá es “otro concepto”. Por supuesto que tienes que aprender a vestirte con prendas adecuadas y nunca antes había estado más pendiente del reporte del tiempo, es importantísimo revisar la predicción antes de salir de tu casa y salir sólo si realmente necesitas hacerlo. Por esta razón, es imprescindible contar con suficientes provisiones en tu alacena especialmente durante el invierno.
Me encanta que poco a poco me siento mucho más adaptada pero yo también me sentí muy “fuera de lugar” al llegar a este hermoso país y sé que probablemente también tú estés pasando por algo así, asi que quiero decirte que lo estás haciendo muy bien y que lograrás vencer muchos retos e incluso estarás adoptando costumbres propias de tu nuevo país de residencia y de pronto estarás disfrutándolo.